Diario de la Casa Nueva
Después de almuerzo y con las uñas recogemos las sobras que cayeron al piso, las probamos con la punta de la lengua para guardar el último recuerdo y vamos a la cocina a lavar los platos; él toma mi cintura y recorre forzosamente la carne, dice que me ama y yo respondo. A la hora de levantarnos volvemos a mirar las paredes: están húmedas, abrimos las ventanas, limpiamos con toallas nuevas las lágrimas de la nueva casa y nos matamos un poco de frío, preparamos un té y dejamos al hijo manchar la alfombra, luego… él dice que me ama. Antes de dormir ordenamos los zapatos, nos metemos algunas monedas al bolsillo y escondemos la ropa tirada en la pieza del fondo, yo le susurro algo demasiado tierno y el duerme.
Como antes, en la casa del árbol, nos emocionamos tanto que hasta creemos que es cierto y la miramos para ver que sigue ahí, que el viento no la ha tumbado todavía.
La vecina agria forzará con la escoba de madera para que los niños caigan como plaga de ese tronco, nosotros entre miedo y coraje nos afirmamos a las jugosas paredes de hormigón. A veces amarramos nuestros zapatos y nos paramos a mirar por la ventana, en este sueño tonto de juntos para siempre, entre las cajas de libros, los zapatos de verano, la ropa que ya no usamos nunca, como si de nosotros tres se tratara el mundo.
Amanda Durán.
5 comentarios:
Esa vida, el delicado y rutinario existir, ese vivir espontáneo: Es lo hacen del diario escribir algo único.
Saludos.
Amanda, soy diego de La ^Propia, editorial cartonera de Montevideo.
Me gustaria publicarte aca, si te gusta la idea escribime a diecoba@gmail.com
gracias
hermosas líneas Amanda, cargadas de amor y nostalgias, espero que pueda concoerte hoy en Lolol, abrazos poeta... :)
Tus palabras se sienten como un temeroso agradecimiento. Me pregunto a quien.
La vida, la suerte, quienes te rodean o quizá a ti misma que eres la que ando hasta aquí.
Love you
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