viernes, 9 de octubre de 2009

LA Casa de Vidrio

Por Amanda Durán.
El miércoles, 10 de junio de 2009


Cruzando el puente Pio nono, a los pies del Mapocho... acampan varias familias arriesgando el pellejo. Madres, abuelos, amantes y sobrinos nietos que prefieren vivir a orillas de nuestra mierda que en la incertidumbre y desesperación que implica ser deudor habitacional.
Hoy no solo duermen, respiran y se aman bajo el puente sino que decidieron iniciar huelga de hambre.
Es que ha pasado un mes desde que estas familias, exponiéndose de modo mucho más carnal y potente que la famosa casa de Vidrio en pleno centro de Santiago, viven en el peor lugar de nuestro país siendo no solo omitidos por la parrilla noticiosa de nuestros medios oficiales, sino que profundamente ignorados por el gobierno y nosotros mismos. Si bien algún diputado en vísperas de candidatearse ha pasado a comer algún sanguchito con olor a caca, nadie se ha escandalizado lo suficiente.
¿Es que nos parece muy pintoresco ver a niños de 3 años comiendo huevos duros en el desagüe? Imagino que de tanto ver niños bajo los puentes nos vamos acostumbrando.
Los noticieros hacen ver a los deudores habitacionales como un sector malicioso de la población que no está dispuesto a cumplir con sus compromisos. ¿El compromiso de pagar por nada? Deudas con intereses grotescos, negocios a costa de la población más pobre de Chile.
Los deudores habitacionales son ejemplo de organización vecinal, de la lucha justa y sin cansancio, el amor a toda costa a la dignidad y la calidad de vida, y es –en busca de esta calidad de vida- que hoy viven en el asco/país, ese que corre como rio con todo lo que no queremos.
Basura
Han sido golpeados, apresados, denostados públicamente y aun peor: abandonados en su lucha. Y no digo abandonados por el gobierno (no se espera un padre muy protector en estos casos) sino por todas las agrupaciones y organizaciones sociales que al parecer llevan años teniendo cosas mucho mas importantes de que preocuparse.
Es momento no solo de mencionarlos en algunas reuniones, algunas notas o en el brindis despues de la lectura, es momento de hacer país, desde acá abajo, donde estamos los perdidamente amigos, los supuestamente hermanos.

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